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domingo, 20 de octubre de 2013

Pabellón de Barcelona

Para inaugurar este portal donde la arquitectura es observada desde todos los ángulos posibles, hemos decidido comenzar realizando una crítica personal del famoso Pabellón de Barcelona del maestro Mies Van der Rohe, obra visitada recientemente por los componentes de este joven grupo de arquitectos andaluces y sevillanos.

De sobra conocido por todos a los que nos pica un poco (bastante) esto de la arquitectura, nos saltaremos el encuadre, la situación y la descripción para únicamente, reflexionar sobre sus puntos fuertes.

Evidentemente, LA PLANTA LIBRE es uno de los ejes centrales del proyecto, pero es necesario pensar en esa planta libre como herramienta, como medio para un fin, pues ahí radica la maestría de provocar la escisión entre cerramiento y estructura, entre muro y pilar cruciforme, enfrentando el diseño a la técnica y superándola.


Desde la opinión de un grupo de personas que han visitado la obra, comprobamos que el enfrentamiento que antes hemos presenciado se traduce en una FLUIDEZ ESPACIAL asombrosa. Se crea una concatenación de espacios totalmente libre, únicamente rota mediante una mínima compartimentación conformada por varios paneles de vidrio y piedra. Ese juego de reflejos potenciado mediante el brillo de la piedra, los vidrios y las dos láminas de agua contribuye a la citada sensación de libertad y fluidez.



Temas tan abstractos como el diseño o la fluidez espacial contrastan con otros cuando miramos al pabellón, la HORIZONTALIDAD y RIGOR GEOMÉTRICO dominante en toda la obra. 

Así consigue el maestro dominar todos los aspectos de la obra, incluso esa libertad, incluso esa fluidez. Que las dimensiones del pabellón se ajusten específicamente a la dimensión de la losa que reviste el suelo (1.09m2) o que la horizontalidad de sus fachadas se acentúe con vuelos casi imposibles no hace otra cosa que exponer que incluso temas tan dispares como la fluidez y el rigor geométrico pueden convivir en la arquitectura bien concebida.

No debemos terminar esta opinión si citar la máxima más famosa del maestro autor de tal obra, MENOS ES MÁS (LESS IS MORE). Esta máxima en el pabellón se traduce en que la calidad de la arquitectura se tiene que conseguir, y aquí se consigue, por sí misma. Se consigue buscándose la simplicidad en todos sus aspectos, rincones, matices, sin necesitar de procesos ajenos a ella que no harían otra cosa que desvirtuar el resultado final.

Ejemplo de ellos es la gran calidad arquitectónica del espacio de la lámina de agua que preside la escultura "Der Morgen (La Mañana)". En este caso la arquitectura unida al paso del tiempo posibilita una percepción completamente diferente que se tiene de ese espacio. 

Durante la mañana, sombras, un despertar que no quiere llegar; al mediodía, pleno sol, la energía propia del despertar; y al anochecer, soleado interior del pabellón, la reflexión propia del final del despertar.



Así es como concebimos nosotros la actividad arquitectónica actualmente, no como una época de sombras, sino un momento perfecto para despertar, para darle un nuevo rumbo a nuestros despertares y posibilitar arquitecturas que miren más allá de las sombras. Estamos continuamente... 

...PROYECTANDO LUCES Y SOMBRAS.

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