Para inaugurar este portal donde la arquitectura es
observada desde todos los ángulos posibles, hemos decidido comenzar realizando
una crítica personal del famoso Pabellón de Barcelona del maestro Mies Van der
Rohe, obra visitada recientemente por los componentes de este joven grupo de
arquitectos andaluces y sevillanos.
De sobra conocido por todos a los que nos pica un poco
(bastante) esto de la arquitectura, nos saltaremos el encuadre, la situación y
la descripción para únicamente, reflexionar sobre sus puntos fuertes.
Evidentemente, LA PLANTA LIBRE es uno de los ejes centrales
del proyecto, pero es necesario pensar en esa planta libre como herramienta,
como medio para un fin, pues ahí radica la maestría de provocar la escisión
entre cerramiento y estructura, entre muro y pilar cruciforme, enfrentando el
diseño a la técnica y superándola.
Desde la opinión de un grupo de personas que han visitado la
obra, comprobamos que el enfrentamiento que antes hemos presenciado se traduce
en una FLUIDEZ ESPACIAL asombrosa. Se crea una concatenación de espacios totalmente
libre, únicamente rota mediante una mínima compartimentación conformada por
varios paneles de vidrio y piedra. Ese juego de reflejos potenciado mediante el
brillo de la piedra, los vidrios y las dos láminas de agua contribuye a la
citada sensación de libertad y fluidez.
Temas tan abstractos como el diseño o la fluidez espacial contrastan con otros cuando miramos al pabellón, la HORIZONTALIDAD y RIGOR GEOMÉTRICO dominante en toda la obra.
Así consigue el maestro dominar
todos los aspectos de la obra, incluso esa libertad, incluso esa fluidez. Que
las dimensiones del pabellón se ajusten específicamente a la dimensión de la
losa que reviste el suelo (1.09m2) o que la horizontalidad de sus fachadas se
acentúe con vuelos casi imposibles no hace otra cosa que exponer que incluso
temas tan dispares como la fluidez y el rigor geométrico pueden convivir en la
arquitectura bien concebida.
No debemos terminar esta opinión si citar la máxima más
famosa del maestro autor de tal obra, MENOS ES MÁS (LESS IS MORE). Esta máxima
en el pabellón se traduce en que la calidad de la arquitectura se tiene que
conseguir, y aquí se consigue, por sí misma. Se consigue buscándose la
simplicidad en todos sus aspectos, rincones, matices, sin necesitar de procesos
ajenos a ella que no harían otra cosa que desvirtuar el resultado final.
Ejemplo de ellos es la gran calidad arquitectónica del
espacio de la lámina de agua que preside la escultura "Der Morgen (La
Mañana)". En este caso la arquitectura unida al paso del tiempo posibilita
una percepción completamente diferente que se tiene de ese espacio.
Durante la
mañana, sombras, un despertar que no quiere llegar; al mediodía, pleno sol, la
energía propia del despertar; y al anochecer, soleado interior del pabellón, la
reflexión propia del final del despertar.
Así es como concebimos nosotros la actividad arquitectónica
actualmente, no como una época de sombras, sino un momento perfecto para
despertar, para darle un nuevo rumbo a nuestros despertares y posibilitar
arquitecturas que miren más allá de las sombras. Estamos continuamente...
...PROYECTANDO LUCES Y SOMBRAS.
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